¿QUÉ SON LAS DISLIPIDEMIAS Y POR QUÉ DEBERÍAMOS PRESTARLES MAYOR ATENCIÓN?
- Las dislipidemias son complicaciones asociadas a la obesidad y se caracterizan por una elevada concentración de lípidos (grasas) en la sangre, que pueden desencadenar enfermedades graves del corazón[1].
- Los expertos recomiendan a los pacientes modificar los hábitos de vida, y hacen énfasis en una dieta estricta absolutamente exenta de alcohol y bebidas azucaradas2.
Lo primero que
se debe tener en cuenta, es que las dislipidemias están asociadas al desarrollo
de enfermedad cardiovascular y que ese riesgo es diferente de paciente a
paciente, dependiendo del tipo de lipoproteína (sustancias compuestas por
proteínas y grasas que transportan el colesterol en la sangre) que esté
presente en su cuerpo. Estos compuestos pueden ser lipoproteínas de alta
densidad (HDL o conocidas como colesterol bueno) o de baja densidad (LDL o colesterol
malo) 5.
En ese sentido,
las dislipidemias pueden clasificarse en primarias (cuyo origen radica en
causas principalmente genéticas) o secundarias (cuyo origen está asociado a
factores ambientales como la dieta u otras enfermedades), y su diagnóstico
dependerá del origen predominante, teniendo en cuenta que la alteración de los
lípidos es el resultado de la interacción entre los factores genéticos y
ambientales6.
¿Cómo hacer frente a una dislipidemia?
En primer lugar, es importante entender que el diagnóstico de las dislipidemias
está enmarcado en las medidas preventivas para reducir el riesgo de sufrir una
enfermedad cardiovascular, ya que en este punto se facilita el manejo clínico y
metabólico del paciente7. Sin embargo,
como en diversas oportunidades de este tipo, la visita al especialista es
fundamental para entender el estado y condición del paciente y verificar, ante
todo el estado en el que se encuentra la enfermedad y el compromiso
cardiovascular al que se encuentra expuesto el paciente.
Más allá de lo anterior, la primera recomendación siempre
será la modificación de hábitos de vida, en donde se debe incluir la dieta y la
práctica de ejercicio regular. Algunos de los puntos que recomiendan los
especialistas tienen que ver con: reducción del consumo de grasas saturadas y
colesterol, reducción del peso, abstinencia del consumo de tabaco, consumo
moderado de alcohol y moderar el consumo de proteínas, las cuales deben
constituir el 15% de la ingesta total diaria8.
De igual manera, es importante tener en cuenta unas
recomendaciones especiales, en la ingesta diaria de alimentos, las principales
son:
·
Mantener
una dieta variada, con abundancia de cereales, verduras y frutas.
·
Reducir
el sobrepeso con una dieta baja en calorías.
·
Disminuir
el consumo de carnes rojas, huevos (máximo 2 o 3 por semana), leche entera y
sus derivados (helados, nata, mantequilla, yogures enteros, quesos grasos).
·
Consumir
preferentemente aceite de oliva y evitar aceites altos en grasas como el aceite
de coco y palma, presentes frecuentemente en productos fritos y precocidos.
·
Incluir
en la dieta pescados como la sardina, trucha, atún y salmón.
· Evitar el consumo de alcohol9.
Frente a este panorama, la Dra. Sandra Núñez, vocera de La Verdad de su Peso
comentó que “Una persona con obesidad o sobrepeso, es más vulnerable a padecer otras
enfermedades crónicas en su futuro, como las dislipidemias, que afectan
gravemente su calidad de vida y pueden comprometer todo el sistema
cardiovascular. Por esta razón, es importante que las personas retomen el
control de su peso, realicen sus exámenes y vuelvan a sus consultas, siempre
acompañados por profesionales expertos en el manejo de la obesidad y sus
complicaciones”.
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