martes, 13 de junio de 2023

 CIRROSIS: UNA ENFERMEDAD QUE NO ES CAUSADA ÚNICAMENTE POR EL CONSUMO EXCESIVO DE ALCOHOL 

·         El hígado graso es un factor de riesgo importante para desarrollar cirrosis.

·         Los pacientes cirróticos generalmente se encuentran entre los 60 y 70 años, pero los niños con enfermedades congénitas de las vías biliares pueden producir cirrosis a corta edad.

·         La cirrosis se puede prevenir con una alimentación sana y actividad física.

La cirrosis está planteada como una enfermedad crónica irreversible, sin embargo, estudios recientes indican que, si es tratada la causa como tal, puede tener algún grado de reversibilidad.

Para poder entender la cirrosis, podemos imaginar al hígado como un órgano blando suave que es muy delicado, cuando hay un proceso inflamatorio crónico llámese una hepatitis, por ejemplo, o un hígado graso, el hígado termina sufriendo unos daños estructurales que hacen que el órgano como tal pierda su propiedad física de ser suave, comienza a endurecerse y con los años deja de cumplir sus funciones metabólicas.

Comúnmente se relaciona la cirrosis con el consumo del alcohol

La causa más importante de enfermedad hepática en la actualidad es el hígado graso, relacionado con casos de obesidad y sobrepeso. El consumo de alcohol es otra causa significativa para desarrollar la enfermedad. Es muy importante tener en cuenta que ambas causas de enfermedad hepática (hígado graso y consumo de alcohol) son prevenibles.

Los pacientes cirróticos generalmente se encuentran entre los 60 y 70 años, pero los niños con enfermedades congénitas de las vías biliares pueden producir cirrosis a corta edad. En mujeres jóvenes existen dos causas de enfermedad hepática crónica: la hepatitis autoinmune y la colangitis biliar primaria.

Otras causas de cirrosis son las hepatitis virales de evolución crónica, como las producidas por el virus de la hepatitis o el virus de la hepatitis C. Por otro lado, enfermedades metabólicas por depósito de hierro (hemocromatosis hereditaria) o depósito de cobre (enfermedad de Wilson) también son causales de hepatopatía crónica y cirrosis.

Un hígado enfermo es un hígado duro, y eso se debe a un proceso llamado fibrosis, que es la cicatrización progresiva del hígado, hasta terminar en la etapa final que es la cirrosis, en la cual el hígado ya pierde toda su forma y se convierte en un órgano nodular duro y adicionalmente está compuesto por nódulos de cicatrización que hacen que el parénquima, es decir, el tejido funcional hepático disminuya de una forma ostensible y eso es lo que produce las características de la enfermedad.

“A la gran mayoría de pacientes los diagnosticamos desafortunadamente en forma tardía, porque la enfermedad tiene esa esa barrera, es silente hasta etapas avanzadas y cuando ya llega la cirrosis viene con sus complicaciones, especialmente la acumulación de líquido en la en la cavidad abdominal que se llama Ascitis, el sangrado como síntoma indica complicaciones más avanzadas.

Esto es lo peligroso de la enfermedad, que es silenciosa, usted no sabe la enfermedad hasta que se le hace por ejemplo una ecografía de hígado por una razón diferente a una investigación hepática”.

Dr. Francisco Alexander Pérez, Especialista en Hepatología Clínica de la Fundación Santa Fe de Bogotá.

La cirrosis se puede prevenir con una alimentación sana y actividad física, teniendo en cuenta que el hígado graso es una situación de disfunción metabólica asociada básicamente a un exceso en el consumo de calorías que el cuerpo no puede eliminar.

Desde la Fundación Santa Fe de Bogotá se hace una invitación para que toda la gente entienda que la salud hepática es una responsabilidad de todos y debemos cuidar el hígado, un órgano fundamental para el equilibrio de la salud.

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