“LAS PERSONAS CON DEPRESIÓN SON MÁS PROPENSAS A SUFRIR DOLOR DE ESPALDA INTENSO Y DURADERO”
● Expertos de la Universidad Europea aseguran que la ansiedad y el estrés crónico también están relacionados con un mayor riesgo de padecer dolor continuado de espalda e incluso puede empeorar los síntomas
Asimismo, otras enfermedades como la ansiedad y el estrés crónico también están relacionadas con un mayor riesgo con las dolencias de espalda. Por ejemplo, “las personas con ansiedad tienden a tener una respuesta más exagerada al dolor y a preocuparse más por sus síntomas. Esto puede generar un ciclo de dolor, ansiedad y miedo que dificulta la recuperación. Además, los comportamientos ansiosos, como la inquietud y la tensión muscular, pueden empeorar el dolor de espalda”, indica el experto de la Universidad Europea. Mientras que, en el caso del estrés crónico, “cuando el cuerpo está sometido a estrés constante, libera hormonas como el cortisol, que pueden aumentar la inflamación y el dolor muscular”, afirma. A ello se suma también que el estrés puede afectar el sueño, la alimentación y la actividad física, “lo que a su vez puede empeorar los síntomas del dolor de espalda”, señala el docente.
Al mismo tiempo, Carlos Villarón apunta que la frustración, la impotencia y la ira por el dolor persistente que provoca el dolor crónico de espalda, “puede tener un impacto negativo en la salud mental de una persona y conducir a síntomas de depresión y ansiedad”, en muchos casos potenciados por “el aislamiento social y la dificultad para realizar actividades que antes disfrutaban”.
Por todo ello, para tratar el dolor crónico de espalda y sus efectos sobre la salud mental, el profesor de Fisioterapia de la Universidad Europea asegura que existen diversas terapias, aunque “su efectividad depende directamente de cada sujeto, a cada persona le irá mejor una u otra terapia, aunque si queremos tener una mayor efectividad, deberíamos incluir una combinación de varias”, entre las que destaca:
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Terapia
cognitivo-conductual (TCC): La TCC ayuda a
identificar y modificar los pensamientos y comportamientos negativos que pueden
estar empeorando el dolor y la angustia emocional.
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Terapia
de relajación: Técnicas como la respiración profunda,
la meditación y el yoga pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, lo que
a su vez puede mejorar el manejo del dolor.
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Terapia
física: Un fisioterapeuta puede diseñar un
programa de ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda, mejorar la
flexibilidad y la postura, y reducir el dolor.
● Medicamentos: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos antidepresivos o ansiolíticos para ayudar a controlar los síntomas de depresión o ansiedad.
En cuanto al trabajo del fisioterapeuta especializado en el manejo del dolor crónico y la salud mental, recomienda adaptar su enfoque para abordar las necesidades específicas de estos pacientes, lo que implica una evaluación integral que “considere los aspectos psicosociales de la persona, es decir, se debe explorar el estado de ánimo, los niveles de estrés, la calidad del sueño y los antecedentes de salud mental del paciente; también tiene que identificar las barreras que puedan dificultar la adherencia al tratamiento, como la falta de motivación, la depresión o la ansiedad; y por último, debe establecer objetivos realistas y alcanzables, considerando las limitaciones físicas y emocionales del paciente”.
Carlos Villarón también ha hecho hincapié en la prevención para poder mejorar la calidad de vida de estas personas por lo que recomienda algunas estrategias efectivas como “intervenciones tempranas para detectar y tratar la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental de manera oportuna puede reducir el riesgo de desarrollar dolor crónico de espalda; la terapia psicológica ya que pueden ayudar a las personas a desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables para el estrés y las emociones negativas; y la gestión del estrés a través de técnicas como la respiración profunda, la meditación y el yoga pueden ayudar a reducir el estrés crónico, un factor importante que contribuye al dolor de espalda”.
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