SORDOCEGUERA: UNA DIVERSIDAD QUE LA
EDUCACIÓN AÚN ESTÁ APRENDIENDO A ENTENDER
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La sordoceguera sigue siendo una de las
diversidades humanas menos visibilizadas en Colombia, con barreras no solo
físicas, tecnológicas y actitudinales, sino también culturales y simbólicas que
limitan el acceso a derechos fundamentales.
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Desde la educación, instituciones como la
IBERO están transformando sus modelos para responder a esta diversidad,
apostando por rutas de atención integrales y programas académicos que forman
profesionales comprometidos con la inclusión real.
En Colombia, la sordoceguera ha empezado a ganar espacio en la
conversación pública, aunque persisten vacíos importantes en su registro
estadístico, representación social y atención diferencial. Esta condición
afecta a más de 118.000 personas en el
país, incluyendo 18.000 niños y
adolescentes, según el Censo Nacional del DANE (2018) y la Asociación
Colombiana de Sordociegos. A nivel global,
según la Federación Mundial de Personas Sordociegas, se ha evidenciado
que las personas con sordoceguera tienen diez
veces menos probabilidades de estar empleadas que quienes no tienen
discapacidad, y 30 % menos que
quienes viven con otro tipo de discapacidad. Estas cifras reflejan las barreras
físicas y tecnológicas que enfrentan, sino también obstáculos simbólicos y estructurales, como el desconocimiento de
sus formas de comunicación, desplazamiento e interacción con el entorno, que
limitan profundamente el derecho a educarse, trabajar y participar activamente
en la sociedad.
Frente a este panorama, una tarea urgente para las instituciones de
educación superior es revisar sus prácticas, desde el cumplimiento normativo y
una comprensión profunda de lo que implica la sordoceguera como discapacidad
única. La inclusión efectiva requiere acciones sostenidas que articulen
acompañamiento psicosocial, accesibilidad comunicativa y formación continua del
personal. En ese sentido, la Corporación
Universitaria Iberoamericana (IBERO) lleva varios años en un proceso de
fortalecimiento institucional para responder a estas realidades, mediante una
estrategia transversal que integra el currículo, la investigación, la
proyección social y el acompañamiento académico. Este trabajo es liderado por
la Dirección Institucional de Inclusión, una unidad de orden académico que
articula esfuerzos con diversas áreas, garantizando rutas de atención integral
para estudiantes con discapacidad, incluidos quienes son sordociegos.
Actualmente, la IBERO acompaña a más de 600 estudiantes con
discapacidad, de los cuales aproximadamente el 44% tiene alguna diversidad sensorial visual o auditiva, una cifra
clave si se considera que muchas personas con sordoceguera no están registradas
formalmente como tal, sino bajo diagnósticos separados. Esta diversidad implica
un compromiso institucional constante y plantea el desafío de seguir
fortaleciendo las herramientas pedagógicas, los canales de comunicación
accesibles y las estrategias de acompañamiento que hagan posible una inclusión
real, efectiva y sostenible en el tiempo. Los resultados comienzan a
evidenciarse: el 86 % de los egresados
"Sordoseñantes" de la universidad se encuentra vinculado laboralmente,
lo que demuestra que una educación inclusiva transforma vidas y cerrar brechas
estructurales.
Además, desde lo formativo, la universidad cuenta con la Licenciatura en Educación Especial, un
programa de alta calidad que forma profesionales capaces de diseñar proyectos
educativos inclusivos, con dominio de metodologías innovadoras y sensibilidad
frente a la diversidad humana. Esta apuesta permite no solo acompañar a los
estudiantes que hoy hacen parte de la comunidad, sino también formar líderes
que transformen otros entornos sociales y educativos en el país.
“Generar procesos de inclusión para una persona con sordoceguera en
un entorno educativo no se trata solo de adaptar formatos o traducir
contenidos: implica repensar la estructura misma de cómo enseñamos, cómo
evaluamos y cómo generamos vínculos. Es un reto pedagógico, ético y humano. En IBERO
entendemos la inclusión como una transformación profunda de la cultura
institucional, no como una estrategia paralela ni transitoria”, mencionó
Ricardo Gómez Giraldo, rector de la Corporación Universitaria Iberoamericana.
En este Día Internacional de la Sordoceguera, la invitación es a
reconocer que aún hay mucho por construir en términos de accesibilidad,
comunicación y participación. La inclusión no puede depender del contexto, debe
ser una constante en cualquier espacio donde se enseñe, se dialogue y se
conviva desde el respeto por las distintas formas de percibir y habitar el
mundo.
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