DORMIR MAL, ENFERMA: EL IMPACTO SILENCIOSO DE LA FALTA DE SUEÑO EN LA SALUD
¿Cómo
saber si realmente estamos durmiendo bien?
Según
el doctor Silva Soler, la cantidad de horas de sueño no siempre es un indicador
de descanso efectivo. “Muchas personas creen que están durmiendo bien solo
porque pasan suficiente tiempo en la cama, pero la calidad del sueño es clave”,
explica. Algunas señales de que podríamos estar descansando mal incluyen:
·
Despertarse
varias veces en la noche sin una razón aparente.
·
Sensación
de fatiga o somnolencia durante el día, a pesar de haber dormido.
·
Dificultad
para concentrarse y cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad o
ansiedad.
·
Dolores
de cabeza matutinos o tensión muscular al despertar.
Estos
síntomas pueden indicar trastornos del sueño como insomnio, apnea del sueño o
alteraciones en el ritmo circadiano, condiciones que afectan gravemente la
salud si no se tratan a tiempo.
Las
consecuencias de dormir mal: un riesgo para la salud física y mental
La
falta de sueño no solo genera cansancio, sino que tiene efectos graves en el
organismo a largo plazo. “Un descanso inadecuado está vinculado con un mayor
riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, obesidad y diabetes.
Además, afecta el sistema inmunológico, volviéndonos más propensos a
infecciones”, señala Silva Soler, jefe del servicio de neurología del Hospital
San José.
A
nivel neurológico, la privación del sueño contribuye al deterioro cognitivo,
aumentando el riesgo de desarrollar trastornos como ansiedad, depresión e
incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. “Dormir bien es tan
importante como llevar una alimentación saludable y hacer ejercicio; sin un
sueño adecuado, nuestro cuerpo no puede recuperarse ni funcionar
correctamente”, enfatiza el especialista.
¿Cómo
mejorar la calidad del sueño en un mundo lleno de pantallas y estrés?
El
uso excesivo de dispositivos electrónicos y el estrés crónico son dos de los
principales enemigos del sueño. El doctor Silva Soler, que también ejerce
cátedra de medicina recomienda adoptar hábitos saludables para optimizar el
descanso:
•
Regularidad
en los horarios: Dormir y despertar a la misma hora todos los días, incluso los
fines de semana.
•
Evitar
pantallas antes de dormir: La luz azul de celulares y computadores altera la
producción de melatonina, la hormona del sueño.
•
Ambiente
adecuado: Un dormitorio oscuro, silencioso y con temperatura agradable favorece
un sueño profundo.
•
Cena
ligera: Evitar comidas pesadas o cafeína en la noche mejora la conciliación del
sueño.
Pastillas
para dormir: ¿solución o riesgo?
El
uso de medicamentos para dormir ha aumentado en los últimos años, pero el
doctor Silva Soler advierte sobre sus riesgos. “Las pastillas para dormir
pueden ser efectivas en casos puntuales, pero su uso prolongado puede generar
dependencia y afectar la arquitectura natural del sueño”, explica. Además,
algunos fármacos pueden causar efectos secundarios como somnolencia diurna,
pérdida de memoria e incluso aumentar el riesgo de caídas en adultos mayores.
La
recomendación es buscar ayuda profesional antes de recurrir a estos
medicamentos y optar por enfoques naturales o terapias conductuales para tratar
el insomnio.
Alternativas
naturales para un sueño reparador
Existen
técnicas no farmacológicas que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño de
manera efectiva. “La terapia cognitivo-conductual para el insomnio ha
demostrado ser más eficaz a largo plazo que los medicamentos”, señala Silva
Soler, director científico de la clínica especializada en sueño Nox Luxtury
Sleep, además, enumera otras opciones como:
•
Ejercicios
de respiración y relajación muscular progresiva.
•
Terapia
de luz para regular el ritmo circadiano.
•
Ejercicio
físico regular, pero evitando hacerlo en la noche.
“El
sueño no es un lujo, sino una necesidad biológica fundamental. Dormir bien no
solo nos hace sentir mejor, sino que nos protege de enfermedades graves y
mejora nuestra calidad de vida”, concluye el especialista.
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