VITÍLIGO: UNA CONDICIÓN VISIBLE QUE AÚN ENFRENTA BARRERAS INVISIBLES
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Vitíligo, una enfermedad crónica, no contagiosa
y autoinmune que afecta a más del 0.5 % de la población mundial.
● Organizaciones de pacientes reclaman más investigación, tratamientos accesibles y campañas para educar y reducir el estigma.
Desde 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció
formalmente al vitíligo como una enfermedad crónica dentro de su Clasificación
Internacional de Enfermedades. Esto ha sido clave para fomentar políticas de
salud que incluyan su diagnóstico temprano, tratamiento médico y abordaje
emocional.
Con el objetivo de visibilizar esta enfermedad y aportar información
educativa a la comunidad, el doctor
Mauricio Torres Pradilla, dermatólogo
pediatra del Hospital Infantil Universitario de San José, compartió información
de valor sobre esta enfermedad. Según el Dr. Mauricio “el vitíligo ocurre
cuando los melanocitos ‘las células encargadas de dar color a la piel’ dejan de
funcionar o desaparecen. En los niños suele estar asociado a causas
autoinmunes, antecedentes genéticos o, en algunos casos, a altos niveles de
estrés o enfermedades previas”.
Una parte importante de los diagnósticos se presenta en la niñez o
adolescencia, por lo que reconocer los signos de alerta es fundamental para
actuar a tiempo:
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Aparición
de manchas blancas en la piel, especialmente en rostro, manos, pies, codos,
rodillas o genitales.
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Cambios de
color en labios, encías o alrededor de los ojos.
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Despigmentación
en cabello, cejas o pestañas.
● Antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes.
Aunque el vitíligo no causa dolor ni es contagioso, sí puede afectar profundamente la autoestima y el bienestar emocional de los menores. De hecho, se calcula que entre el 30 % y el 50 % de los niños diagnosticados requieren tratamiento continuo o seguimiento a largo plazo, especialmente si las manchas se extienden o progresan rápidamente.
“La buena noticia es que existen tratamientos efectivos para mejorar la apariencia de la piel y frenar el avance de la enfermedad, como cremas con corticosteroides, fototerapia con luz UVB, tratamientos láser o, en casos puntuales, injertos de piel”, explica el Dr. Torres. “Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores son las posibilidades de obtener una repigmentación parcial o significativa”.
Además del tratamiento médico, es esencial adoptar hábitos saludables en casa:
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Aplicar
protector solar todos los días, ya que la piel despigmentada es más vulnerable
al sol.
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Usar
cremas hidratantes para mantener la piel sana.
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Llevar una
alimentación balanceada y rica en antioxidantes.
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Brindar
acompañamiento emocional y fortalecer la autoestima del niño.
Además, se enfatiza en la importancia de los tratamientos complementarios, como el uso de suplementos antioxidantes (vitamina D, B12, zinc o ácido fólico), siempre bajo supervisión médica, así como el acompañamiento psicológico en los casos que así lo requieran.
En los últimos años, se ha observado un leve aumento en el diagnóstico de vitiligo en menores, lo que se atribuye a una mayor conciencia en la población, mejores recursos diagnósticos y mayor atención a los síntomas tempranos. Sin embargo, aún persiste la necesidad de romper mitos y brindar herramientas de comprensión a familias, cuidadores, docentes y entornos escolares.
“El vitiligo no se contagia, no
es una consecuencia de una mala higiene, ni limita la vida de quienes lo
tienen. Pero sí requiere atención, seguimiento y, sobre todo, empatía”, concluye el Dr. Torres.
Más
allá de sus manifestaciones físicas, el vitíligo afecta intensamente la
autoestima y salud emocional de los pacientes, quienes muchas veces enfrentan
rechazo, discriminación o estigmatización. Organizaciones internacionales como
la Vitíligo Society han enfatizado que:
“El vitíligo no es solo una
condición de la piel, es una experiencia de vida que merece comprensión y
respeto”.
Además
del tratamiento dermatológico, los expertos coinciden en la necesidad de un
acompañamiento psicológico, ya que el impacto emocional del vitíligo puede ser
profundo. Muchas personas enfrentan estigmatización, ansiedad y baja autoestima
debido a la visibilidad de las manchas en la piel. Por ello, cada vez más se
promueve un enfoque integral que combine la atención médica con el apoyo
psicosocial, así como campañas de sensibilización que contribuyan a derribar
los mitos y prejuicios que aún persisten en torno a esta condición.
Si
bien los avances en dermatología han abierto nuevas posibilidades para el
manejo del vitíligo, aún persisten desafíos para garantizar un acceso oportuno,
equitativo y con enfoque integral. Visibilizar sus necesidades y derribar el
estigma social no es solo una tarea médica, sino un compromiso colectivo con la
dignidad, la inclusión y la salud emocional de quienes viven con esta
condición.
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