CALAMBRES MUSCULARES: EL SÍNTOMA COMÚN QUE SÍ TIENE EXPLICACIÓN
“Los calambres inician de manera repentina y generan una sensación de tirón intenso que el paciente describe como incapacitante”, señala la doctora Lina Fajardo, internista adscrita a Colsanitas. Por su parte, el doctor Juan Merchán, médico internista también adscrito a Colsanitas, enfatiza que muchos pacientes lo sienten como “hormigueos dolorosos que detienen cualquier actividad”.
Los calambres pueden aparecer por
deshidratación o por falta de minerales como potasio, calcio y magnesio,
esenciales para la función muscular. También se relacionan con enfermedades
crónicas como diabetes, hipotiroidismo o trastornos neuromusculares. Para
prevenirlos se recomienda una buena hidratación, una alimentación con frutas,
verduras y frutos secos y actividad física regular. “Hacer ejercicio de forma
constante y evitar el exceso de alcohol y cigarrillo disminuye el riesgo de
calambres”, señala Fajardo.
Cuando ocurren, lo ideal es estirar el
músculo en sentido contrario a la contracción, elevar el pie si es pantorrilla,
flexionar la rodilla si es muslo o mover los dedos hacia la planta si es en el
pie y reponer líquidos y electrolitos. “Los masajes pueden aliviar, pero lo
importante es encontrar la causa para que no se repitan”, concluye Merchán.
Ciertas poblaciones tienen mayor riesgo de
sufrirlos, entre ellas los deportistas, debido a la pérdida de electrolitos
durante la actividad física intensa, las mujeres embarazadas, por los cambios
hormonales que aumentan la flexibilidad de los ligamentos y los adultos
mayores, quienes presentan una disminución natural de agua corporal y, con
frecuencia, déficits nutricionales. En ellos, la deshidratación y el
sedentarismo pueden intensificar la aparición de calambres.
Los expertos resaltan que los calambres no
deberían generar pérdida de fuerza o sensibilidad, si estos síntomas se
presentan, es necesario acudir al médico para evaluar posibles causas
subyacentes y definir un tratamiento adecuado.
Con buenos hábitos y una atención
oportuna, es posible reducir la frecuencia de los calambres y mejorar la
calidad de vida. Comprender por qué ocurren y cómo manejarlos permite que este
dolor repentino deje de ser una sorpresa incapacitante y pase a ser un malestar
prevenible y controlable.

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