EL ESTRÉS POSITIVO, UNA HERRAMIENTA PARA TRANSFORMAR LA TENSIÓN EN MOTIVACIÓN
En dosis moderadas, lo que la ciencia denomina eustrés, esta activación fisiológica mejora la atención, despierta la creatividad y potencia la capacidad de respuesta frente a los retos cotidianos. Sin embargo, cuando la tensión se mantiene sin pausas, el mismo mecanismo que impulsa a una persona puede convertirse en un enemigo silencioso para la salud física y mental.
“En esta época, los conflictos diarios
son mucho menos vitales que hace varios milenios. Aun así, también podría
decirse que son más numerosos y complejos; por eso, hoy encontramos personas
que para su organismo es como si cazaran seis o siete tigres al día”,
señala Diana Carolina Rodríguez, neuropsicóloga y directora del programa
Versania Cuidado y Vida.
Esto
ocurre porque, apenas el cerebro percibe una situación como potencialmente
peligrosa, el sistema nervioso simpático entra en acción pues activa las
glándulas suprarrenales y libera adrenalina y cortisol. Esa clásica respuesta
de “lucha o huida” acelera el pulso, dilata las vías respiratorias y dirige la
sangre hacia los músculos, preparando el cuerpo para enfrentar o escapar del
peligro. El problema es que, en la vida moderna, las “amenazas” ya no son
depredadores ni desastres naturales, sino reuniones, plazos o conflictos
interpersonales, frente a los cuales el cuerpo sigue reaccionando con la misma
intensidad.
“Como una respuesta a un estímulo
determinado, el estrés es algo que hace parte de nosotros. No siempre tiene que
ser dañino; también puede impulsarnos a actuar, a resolver problemas o a asumir
nuevos desafíos con mayor claridad”, explica Viviana Zapateiro, psicóloga
clínica adscrita a Colsanitas.
Para
el sistema límbico, que es una parte primitiva del cerebro en comparación con
otras regiones, es difícil diferenciar un peligro real de uno imaginario y aún
más difícil categorizar los conflictos según su nivel de impacto en el
bienestar. Por esta razón, el cuerpo puede reaccionar de la misma forma ante el
ataque de un tigre que a un contratiempo en el trabajo
Según
las especialistas, cuando la activación no encuentra descanso, aparecen señales
que conviene escuchar como la depresión y/o ansiedad que son alteraciones en
serotonina, dopamina y oxitocina, el síndrome metabólico que genera un aumento
de glucosa, acumulación de grasa abdominal y resistencia a la insulina,
gastritis y aumento de ácido gástrico por hiperactividad simpática, síndrome de
intestino irritable, por la fuerte conexión cerebro-intestino, dolores
musculares y tensión crónica, fatiga persistente, dificultades para dormir,
irritabilidad y falta de concentración
Zapateiro
y Rodríguez comparten estos hábitos, sencillos pero sostenibles, que ayudan a
mantener el estrés en niveles balanceados y a potenciar el eustrés:
●
Haga
ejercicio regularmente. La actividad física libera endorfinas y
quema la energía acumulada en el estado de “lucha o huida”, además de prevenir
enfermedades metabólicas.
●
Incluya
una dieta equilibrada y beba suficiente agua. Comer con regularidad
evita la ansiedad por hambre, los omega-3, magnesio y vitaminas B son clave en
la producción de serotonina y dopamina. “Cuando estamos deshidratados o con
hambre, nuestro cuerpo puede creer que estamos en peligro, por lo que también
activa una respuesta que termina transformada en estrés”, advierte Rodríguez.
●
Evalúe
sus emociones. La terapia psicológica y la meditación
ofrecen herramientas para el autoconocimiento y la regulación emocional;
identificar pensamientos distorsionados ayuda a filtrarlos antes de que
disparen la alarma corporal.
●
Respire
y haga pausas conscientes. Tres respiraciones profundas pueden
frenar la cascada de cortisol y recuperar la claridad.
●
Duerma
y recupérese sin culpa. El descanso reparador es esencial para
la gestión hormonal y cognitiva.
● Ponga límites.
Aprender a decir “no” y priorizar tareas reduce la sobrecarga y protege la
capacidad de respuesta.
El
estrés no desaparece por decreto, pero sí puede transformarse. Con
conocimiento, hábitos saludables y estrategias conscientes, la tensión deja de
ser una carga para convertirse en un impulso de crecimiento y equilibrio. La
clave no está en combatir la respuesta del cuerpo, sino en comprenderla y
canalizarla a favor, cuando se logra hacer, la presión ya no paraliza y se
convierte en una aliada para avanzar con mayor enfoque, energía y propósito.

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