● A pesar de que la ‘disfobia’ es una de las
principales causas de agresión hacia las personas con habilidades distintas en
varios países, esta problemática sigue sin ser abordada por la opinión pública.
● De acuerdo con Eduardo Frontado Sánchez, experto
en temas de inclusión, esta condición surge a partir del miedo que sienten las
personas mal llamadas regulares hacia lo diferente, y también, de la ignorancia
que les impide reconocer que la apariencia no condiciona a un ser humano.
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Según denunció en su momento
el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la
Comunidad Valenciana (Cermi CV), el dueño de un restaurante de la ciudad
impidió la entrada a un comensal en silla de ruedas, argumentando que no
disponía del espacio suficiente para atenderlo, ya que el lugar se encontraba
lleno.
No obstante, cuando agentes
de la Policía lo requirieron para atender las quejas de los demás clientes,
este cambió su versión aduciendo que había sido por el respirador artificial,
más no por la silla de ruedas, el motivo por el cual había negado el ingreso a
esta persona, pues consideraba que este aparato podría generarle complicaciones
durante la comida y que por eso quiso evitar mayores problemas.
De acuerdo con Luis Vañó,
presidente de Cermi CV, este caso fue denunciado ante las autoridades
competentes como un acto de “disfobia”, el cual se enmarca dentro de los
delitos y/o crímenes de odio estipulados en las legislaciones de varios países
en el mundo, junto a las agresiones racistas, xenófobas y también aquellas
motivadas por razones ideológicas.
Disfobia: entre la ignorancia, la
estigmatización y el miedo.
En palabras de Eduardo Frontado Sánchez, experto en
temas de inclusión y superación personal, el término ‘disfobia’ hace referencia
al rechazo o fobia que sienten algunas personas hacia sus pares en condición de
discapacidad, lo que representa no solo una más de las barreras sociales
excluyentes a las que deben enfrentarse a diario, sino que, peor aún,
constituye una de las principales causas de la violencia histórica que afecta a
esta población.
“A pesar de que la ‘disfobia’
sigue siendo una de las principales causas de agresión en varios países, esta
problemática continúa sin ser abordada por los medios de comunicación,
organizaciones médicas o instituciones académicas en Colombia y América Latina;
generando así una invisibilidad en torno a este fenómeno”, afirma Frontado,
quien ha tenido que sufrir en carne propia esta lamentable situación en
determinados momentos de su vida, por cuenta de la parálisis cerebral que
padece.
“Cuando me preguntan por la
‘disfobia’ es imposible no recordar las caras de consternación y miedo de mis
profesores universitarios, cuando entraban al salón y me encontraban sentado en
mi silla de ruedas, listo para recibir la clase junto a mis demás compañeros.
Mucho más, cuando les explicaba que por mi parálisis cerebral, no podía
contestar los exámenes por escrito, sino en computador u oralmente. Lo que
generó que, en ciertas ocasiones, tuviera que acudir con mi madre personalmente
a la rectoría para denunciar la actitud renuente o dubitativa de algunos
profesores que se negaban a realizarme los exámenes de esa manera, vulnerando
así mi derecho a una educación de calidad y trato justo”, asegura Frontado.
“Lamentablemente, situaciones
como esa se repiten a diario en mi vida, ya que la sociedad, en vez de abrazar
la diferencia y percibirla como una oportunidad para crecer y mejorar, la
rechaza casi que de forma automática, ya sea por miedo o por simple ignorancia.
Como la vez que una mesera de un restaurante le preguntó a mi madre si yo podía
leer el menú, en lugar de preguntarme a mí directamente, y cuando le respondí
que sí, pude notar en su mirada cierta actitud de desconfianza y nerviosismo
cuando me pasó el menú para que pudiera decirle lo que iba a ordenar, como si
en verdad dudara de que podía valerme por mi mismo”, añade.
Disfobia en Colombia: ¿Disqué…?
Aunque en Colombia el término
“disfobia” es prácticamente desconocido, la Ley 1752 de 2015 establece sanciones penales para las personas que,
arbitrariamente, impidan, obstruyan o restrinjan el pleno ejercicio de los
derechos de las personas con habilidades especiales, con penas que van desde 12
a 36 meses de cárcel, y multas de 10 a 15 salarios mínimos legales mensuales
vigentes.
De igual forma, el Código
Penal contempla medidas similares que castigan el hostigamiento por razón de
discapacidad u otros actos orientados a causarle daño físico o moral a una
persona, grupo de personas, comunidad o pueblo, por razón de discapacidad.
Esto, no solo con el fin de proteger y dignificar a una población
históricamente abandonada y discriminada, sino, también, para armonizar las
leyes del Estado colombiano de acuerdo con el derecho internacional y la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones
Unidas.
No obstante estos grandes
avances en materia normativa, la ausencia de cifras y/o estadísticas
actualizadas en Colombia relacionadas con los delitos en contra de las personas
con habilidades distintas, motivados por conductas como la ‘disfobia’, brillan
por su ausencia. Contrario a lo que sucede en otros países, especialmente en
Europa.
En España, por ejemplo, la
fobia a las personas con discapacidad es la tercera causa dentro de los
denominados ‘delitos de odio’, después de las agresiones racistas y xenófobas,
y también las motivadas por razones ideológicas, de acuerdo con el Movimiento
contra la Intolerancia. Una situación que ha obligado al Estado a implementar
diferentes medidas de carácter normativo y educativo para garantizar el
bienestar y los derechos de los ciudadanos con habilidades diferentes.
En conclusión, aunque la
discriminación y el hostigamiento por razón de discapacidad constituyen dos
nuevos delitos en Colombia (tipificados con penas privativas de la libertad y
multas económicas), aún queda un largo camino por recorrer hacia la meta de lograr
una sociedad verdaderamente inclusiva, en donde las barreras socio-culturales
excluyentes como la ‘disfobia’ sean parte del pasado.
De acuerdo con Eduardo
Frontado, “la disfobia no es más que la extensión de una forma de exclusión
llevada a términos dramáticos y directamente discriminatorios, debido a las
carencias importantes en la formación educativa de una persona, tanto en el
hogar como en el colegio. Por lo tanto, la eliminación de esta conducta radica
esencialmente en la educación y también en el fortalecimiento de valores que
deberían ser universales como la solidaridad y la empatía. Pues como diría el
poeta T.S. Eliot, ‘la inclusión es la posibilidad de entender que todos somos
necesarios e importantes en la trama social para poder construir un mundo mejor
y trabajar por el bien común’”.
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