martes, 5 de agosto de 2025

LA LECHE MATERNA ES EL VÍNCULO INVISIBLE QUE CUIDA DESDE EL PRIMER DÍA

● La leche materna puede cambiar según la etapa y las necesidades del bebé.

La leche materna es mucho más que un alimento, es un líquido vivo, cargado de defensas, bacterias benéficas, hormonas, enzimas y nutrientes esenciales que nutren, protegen y conectan emocionalmente a la madre con su bebé y lo preparan para una vida más sana. Su composición única fortalece el sistema inmunológico, ayuda a madurar el sistema digestivo y aporta componentes bioactivos que favorecen el desarrollo cerebral y neurológico desde los primeros días de vida.

Diseñada por la naturaleza para responder a las necesidades cambiantes del bebé, la leche materna puede variar su composición incluso durante una misma toma, ya que al inicio puede ser más líquida para hidratar, luego se enriquece con proteínas para nutrir, y al final se vuelve más densa y grasa para favorecer la digestión y generar saciedad.

Según la Organización Mundial de la Salud, una lactancia adecuada puede prevenir más de 800 mil muertes infantiles y 200 mil muertes maternas al año. Los beneficios son múltiples y comprobados: fortalece el sistema inmune, protege contra infecciones respiratorias y digestivas, previene la obesidad y la diabetes en etapas posteriores de la vida, y favorece el desarrollo neurológico y del macizo facial gracias al esfuerzo de succión.

“Para la madre, lactar también representa una oportunidad de cuidado. Además de favorecer el control del sangrado posparto y la pérdida de peso posparto, ayuda a reducir el riesgo de depresión postnatal, disminuye el riesgo de cáncer de mama y ovario, y fortalece el vínculo afectivo con el bebé. Incluso se ha observado que las mujeres que lactan tienen menor riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares a largo plazo”, asegura la doctora Alexandra Vega, gerente médica y de farmacovigilancia de Genfar.

Pero a pesar de todos estos beneficios, lactar no siempre es fácil, muchas madres, especialmente en los primeros días, se enfrentan a angustias y dudas sobre si están produciendo suficiente leche o si su bebé está succionando correctamente, sin embargo, el cuerpo suele producir exactamente lo que el bebé necesita. Lo importante es mantener una buena hidratación, evitar el estrés, asegurar un buen agarre y permitir que el bebé succione con frecuencia. Las madres no deben dudar en buscar apoyo en expertos para aprender a lactar y de esta manera beneficiar a sus bebes de la lactancia materna

Existen prácticas que pueden ayudar a aumentar la producción de leche, como ofrecer el pecho a libre demanda, realizar masajes suaves en los senos antes de amamantar, mantener contacto piel con piel con el bebé, descansar lo suficiente y seguir una dieta balanceada rica en hierro, calcio y ácidos grasos omega-3.

La experta explica que “Lactar es el mejor regalo que una mamá le puede dar a un bebé en todos los sentidos: físico, inmunológico, cerebral y emocional. Y es, además, una forma poderosa de crear apego”.

Estudios han demostrado que la leche materna varía incluso dentro de una misma toma, al principio es más líquida para calmar la sed, luego se enriquece con proteínas para favorecer el crecimiento y, al final, contiene más grasa, lo que facilita la digestión y genera saciedad.

Y si bien la lactancia exclusiva se recomienda hasta los seis meses, puede mantenerse como complemento hasta los dos años o más. En casos donde no es posible amamantar, un pediatra debe ser quien oriente sobre la mejor alternativa nutricional, ya que no existen sustitutos únicos para todos los bebés.

La donación de leche: una alternativa para dar vida

La leche materna también puede ayudar a otros bebés a sobrevivir. Donarla es un acto solidario y seguro, especialmente vital para prematuros o recién nacidos con bajo peso, sepsis, inmunodeficiencias o cuyas madres no pueden lactar por razones médicas o personales.

Los bancos de leche humana se encargan de recibir, analizar, pasteurizar y distribuir este recurso bajo estándares estrictos de calidad. Para donar, las madres deben extraer la leche en casa con las recomendaciones de los bancos, almacenarla en frascos de vidrio esterilizados, rotulados con fecha y hora, y conservarla en refrigeración o congelación antes del traslado.

Una vez en el banco, la leche es sometida a pruebas microbiológicas y procesos de pasteurización que eliminan el 100 % de bacterias patógenas sin alterar su valor nutricional.

“Muchas madres no saben que pueden donar mientras amamantan a sus propios hijos. Ser mamá de uno, pero alimentar a dos, es una de las formas más poderosas de compartir salud. Una sola donación puede salvar una vida”, comenta la doctora Vega.

Además de contribuir a salvar vidas, donar leche estimula la producción natural, no representa riesgo para el hijo de la madre donante y ayuda a reducir el gasto médico en tratamientos por enfermedades prevenibles. Estudios recientes estiman que un bebé alimentado con leche materna puede ahorrar hasta 300 dólares al año en atención médica.

Donar leche materna, buscar orientación médica o acudir a un banco de leche son acciones sencillas que pueden salvar vidas; una madre que está lactando y tiene una producción superior a la que su bebé necesita, puede donar ese exceso al banco de leche más cercano. Una sola donación puede ser vital para alimentar a un recién nacido en condición crítica.

Ante cualquier duda sobre la producción o el mantenimiento de la lactancia, es fundamental que acuda al pediatra o al centro de salud más cercano.



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