MÁS ALLÁ DE LAS ARRUGAS: LA CONEXIÓN ENTRE CUERPO, MENTE Y AUTOESTIMA
De acuerdo con Mental Health Foundation el 76% de los adultos mayores no se sienten satisfechos o presentan algún grado de insatisfacción con su cuerpo, lo que muestra una desconexión entre cómo se ven y cómo creen que se deberían de ver. Esta inconformidad puede derivar en problemas emocionales significativos y afectar la calidad de vida.
“La
percepción del cuerpo en la vejez va más allá de lo estético” explica Diana
Carolina Rodríguez, directora de Programas de Versania Cuidado y Vida, además
menciona que los cambios inevitables como la pérdida de elasticidad en la piel,
la disminución de masa muscular y el aumento de peso no solo afectan la imagen
física, sino también la funcionalidad. Esto limita la capacidad para realizar
actividades físicas y sociales, aumentando la percepción de aislamiento y los
síntomas depresivos.
Es
por esto que Rodríguez señala que la presión por cumplir con ideales corporales
inalcanzables afecta tanto a las personas mayores como a los jóvenes. “En muchos
casos, las enfermedades relacionadas con la imagen corporal que surgen en la
juventud, como la anorexia o la bulimia, pasan a ser crónicas y se mantienen en
la vejez. Sin embargo, como sociedad no estamos preparados para detectarlas y
tratarlas adecuadamente en esta etapa de la vida”.
Además
de los factores físicos y emocionales, la influencia de los estereotipos
creados por la sociedad juegan un papel crucial en la percepción corporal de
las personas mayores, entendiendo que los adultos mayores suelen ser
representados bajo una visión negativa como figuras decrépitas, reforzando la
idea de que el envejecimiento es visto como una pérdida de valor, incrementando
el temor al envejecimiento y el rechazo hacia los propios cambios corporales.
Ante
este panorama, es fundamental fomentar la salud mental y una percepción
saludable del cuerpo en la vejez, que reconozca que la imagen corporal en esta
etapa no es solo un asunto estético, sino que es una cuestión de salud que debe
ser abordada sin prejuicios. Es esencial brindar un enfoque que permita a las
personas mayores comprender y aceptar los cambios físicos con respeto y
dignidad. Así mismo, las familias y cuidadores desempeñan un papel crucial al
reforzar una percepción positiva,
creando espacios para conversaciones abiertas sobre el envejecimiento,
reforzando la autoestima y brindando un apoyo emocional constante que promueva
una visión positiva de esta etapa de la vida.
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