LA SALUD MENTAL EN LOS JÓVENES DE COLOMBIA SIGUE DETERIORÁNDOSE Y SON CUATRO LOS POSIBLES MOTIVOS
El impacto de la tecnología y los cambios culturales hasta la creciente exposición a sustancias químicas en los alimentos y el medioambiente son factores que deben enfrentarse para detener y revertir el deterioro de la salud mental en las nuevas generaciones.
El estudio encuestó a personas de todos los
continentes, entre ellos 17.795 colombianos mayores de edad con acceso a
internet, para analizar cómo está su salud mental y el resultado es
preocupante: mientras los adultos parecen tener un poco más de mejoría para
enfrentar el mundo actual, las generaciones más jóvenes siguen teniendo una
disminución progresiva.
«Mientras los adultos mayores mantienen niveles relativamente buenos de bienestar, casi la mitad de los adultos jóvenes experimenta dificultades debilitantes o un estado de angustia significativo», explica Tara Thiagarajan, Ph.D., fundadora y científica en jefe de Sapien Labs. «Esto no se trata solo de una menor felicidad, sino de un deterioro en las funciones mentales esenciales para enfrentar la vida y ser productivos, especialmente la capacidad de controlar y regular pensamientos y emociones y mantener relaciones positivas con los demás».
Los datos, recopilados mediante el Mind Health Quotient (MHQ), que mide aspectos emocionales, sociales y cognitivos del funcionamiento mental, revelan un patrón global que exige un llamado de atención urgente.
Así está la salud mental en jóvenes y adultos en Colombia
En la escala de MHQ de 200 puntos, en la que 100 es la media esperada para una población con buen funcionamiento mental, Colombia tiene un promedio de 74,3, que ubica al país ligeramente más arriba del promedio global de 63 puntos. No obstante, al analizar las diferentes generaciones, son los más jóvenes quienes están enfrentando los mayores problemas.
Mientras que los adultos mayores de 55 años obtuvieron una puntuación media de 108,3, los jóvenes de entre 18 y 24 años apenas llegan a un promedio de 29 puntos, mientras aquellos entre los 25 y 34 años alcanzan los 54 puntos de la escala.
Dentro de todas las emociones que se miden en la escala, las más preocupantes para este primer grupo de personas son la autoimagen, autoestima y confianza, calidad del sueño, adicciones, rabia o irritabilidad, comportamientos evitativos y de retraimiento, confusión y pensamiento lento, miedo y ansiedad, tristeza y desesperanza, culpa, pensamientos suicidas, recuerdos traumáticos y pensamientos indeseados u obsesivos.
En estas categorías, un gran porcentaje de los
encuestados las calificaron de retos importantes para su capacidad de funcionamiento.
Conforme la población es más joven, más impactantes son las cifras obtenidas, y
es una constante en la gran mayoría de países, lo que indica que los factores
económicos o de desarrollo no influyen directamente en el bienestar mental de
sus poblaciones.
«El deterioro de la salud mental en los
jóvenes se debe [...] a una combinación de factores que incluyen cambios en la
estructura social, el acceso temprano a los smartphones en la infancia, el
consumo de alimentos ultraprocesados que contienen muchas toxinas y la
exposición a tóxicos ambientales como pesticidas y plásticos», explican los
expertos en el informe. «La interacción de estos elementos ha creado un entorno
que afecta el bienestar mental de las nuevas generaciones de manera más profunda
que a las anteriores».
Posibles causas del deterioro de la salud mental en jóvenes
A lo largo de los diferentes informes del Global Mind Project se han podido tejer hipótesis para explicar este deterioro de la salud mental y la dificultad para mejorar.
●
Baches en la interacción social: La soledad es
un fenómeno que ha crecido a un punto crítico, incentivada en maneras de pensar
excesivamente pragmáticas, enfocadas en el desempeño. Los logros son más
relevantes que las relaciones, generando conductas individualistas que atentan
contra los lazos familiares, las amistades, sin mencionar un factor de abuso y
negligencia parental que suma a este panorama.
●
Uso de smartphones a temprana edad: En hallazgos hechos por Sapien Labs, se ha
encontrado un patrón que indica que cuanto más temprana es la exposición a los
teléfonos, mayor es la probabilidad de que en la adultez se padezca de
tristeza, ansiedad, problemas de sueño, poca cognición social para desempeñarse
entre las personas, desconexión de la realidad, pensamientos suicidas y
agresividad. La Generación Z es la que más ha padecido esto.
●
Alimentos ultraprocesados: El Global Mind
Project ha encontrado correlación entre el consumo de ultraprocesados y la
depresión. Quienes más consumen este tipo de comida tienen tres veces más
probabilidades de tener una baja salud mental.
● Condiciones medioambientales: Los pesticidas, metales pesados y microplásticos hacen parte ya de la dieta diaria. Se ingieren en alimentos, bebidas y agua potable, se acumulan en el cuerpo y el cerebro y se convierten en causa de problemas neurológicos. Y son los jóvenes quienes entran en contacto con estos contaminantes desde muy temprana edad, a diferencia de las generaciones más adultas, haciéndose mucho más vulnerables a los efectos tóxicos.
«Estos hallazgos exigen una respuesta
colectiva y urgente», declara Tara Thiagarajan. «A medida que las generaciones
mayores se retiran del mercado laboral, el desafío de sostener el funcionamiento
de la sociedad—y aún más, revertir esta tendencia—podría volverse inalcanzable.
A pesar del aumento en la inversión en salud mental en muchos países
occidentales durante la última década, el declive generacional persiste»
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