ALERGIAS ALIMENTARIAS EN NIÑOS: UNA AMENAZA SILENCIOSA QUE CRECE Y REQUIERE DETECCIÓN TEMPRANA
● Se
estima que entre el 6 % y el 8 % de los niños menores de tres años sufren de
alguna alergia alimentaria, y muchos requerirán seguimiento médico por años. En
este contexto, la detección temprana no es solo prevención: es calidad de vida.
Para diferenciar una alergia alimentaria de una intolerancia, se puede observar la presencia de síntomas cutáneos o respiratorios, la severidad y extensión de las lesiones, los signos respiratorios y/o gastrointestinales, y la inmediatez con que aparecen los síntomas después de consumir el alimento (minutos, horas, días).
Mientras
las alergias alimentarias son una respuesta del sistema inmunológico que puede
llegar a ser grave, las intolerancias suelen implicar problemas digestivos
menos severos, pero que también requieren atención adecuada.
Según
datos de la Organización Mundial de la Alergia (WAO), entre el 6 % y el 8 % de
los niños menores de 3 años en el mundo sufren de alguna alergia alimentaria, y
su prevalencia ha aumentado en las últimas décadas. La Academia Americana de
Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) estima que mundialmente 1 de cada 13 niños
vive con al menos una alergia alimentaria diagnosticada, provocadas comúnmente
por leche, huevo, maní, nueces, trigo, soja, pescado y mariscos.
Recomendaciones para la Introducción de
Alimentos en Niños
Una
introducción cuidadosa y paulatina de nuevos alimentos es clave para
identificar posibles alergias. Los expertos del Hospital Infantil Universitario
de San José recomiendan:
●
Introducir un alimento nuevo a la vez: Ofrezca un solo alimento nuevo cada 3 o 5 días
antes de añadir otro. Esto permite identificar con claridad cuál es el causante
de una posible reacción.
●
Comenzar con pequeñas cantidades: La primera vez que el niño pruebe un alimento
potencialmente alergénico (como huevo, maní, pescado o trigo), ofrezca una
cantidad muy pequeña y observe su reacción.
●
Vigilar los síntomas: Esté atento a cualquier signo de reacción
alérgica, como erupciones en la piel, urticaria, hinchazón de labios o cara,
vómitos, diarrea o dificultad para respirar.
●
No introducir alimentos nuevos si el niño está
enfermo: Si el niño tiene un
resfriado u otra enfermedad, su sistema inmune ya está activado, lo que puede
dificultar la identificación de una reacción alérgica.
● Consultar
siempre al pediatra: Antes de
introducir alimentos considerados de alto riesgo alergénico, especialmente si
existen antecedentes familiares de alergias, es fundamental hablar con un
profesional de la salud.
Para
evitar el desarrollo de alergias alimentarias en niños desde etapas tempranas,
se recomienda:
●
Amamantar
exclusivamente durante los primeros 6 meses de vida.
●
Introducir
alimentos sólidos a partir de los 6 meses (ablactación) con la orientación de
su pediatra tratante.
●
Introducir
alimentos alergénicos comunes, de manera más temprana a partir de los 6-8
meses.
● Evitar la exposición a alimentos procesados,
ultraprocesados y con aditivos.
“Las
alergias alimentarias pueden representar un riesgo grave para la salud e
incluso ser potencialmente mortales; por ello, es fundamental no solo
implementar medidas preventivas, sino también acudir de manera oportuna al
especialista ante cualquier sospecha”, concluye la Doctora María Ortega,
Alergóloga del Hospital Infantil Universitario San José.
Se
debe acudir al pediatra o alergólogo si se sospecha una alergia alimentaria,
especialmente si se presentan síntomas graves o persistentes, para iniciar
estudios. Entretanto, se debe suspender el alimento del cual se sospecha es el
que produce la reacción alérgica.
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