ELECTRODOS EN EL CEREBRO PARA VENCER LA DEPRESIÓN: HIC REALIZA CIRUGÍA PIONERA CON RESULTADOS ASOMBROSOS
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Dr. William Omar Contreras, neurocirujano funcional |
La depresión no es una simple tristeza o una emoción sin resolver. Es una enfermedad mental que apaga la luz interior de las personas, una batalla silenciosa que se libra en la mente, ajena a la voluntad, y que exige comprensión y ayuda. Según la OMS la depresión afecta al 5% de la población adulta mundial, con unos 280 millones de personas sufriendo esta condición.
Desde
hace 17 años, Lorena Rodríguez fue diagnosticada con un trastorno mixto de
ansiedad y depresión que le robó la iniciativa, la alegría e incluso las ganas
de las tareas cotidianas, como bañarse, vestirse o salir.
“Yo
lo había intentado todo: terapias psicológicas, cambios de religión,
acercamientos espirituales, terapias alternativas, y una larga lista de
psiquiatras y fármacos que mi cuerpo terminaba rechazando”. Su reciente y más
fuerte recaída la dejó completamente incapacitada, empujándola al límite de la
desesperación.
Fue
entonces cuando conoció al Dr. William Omar Contreras, neurocirujano funcional
e investigador aliado del Hospital Internacional de Colombia (HIC) quien le
habló de la Estimulación Cerebral Profunda (DBS, por sus siglas en inglés), una
cirugía que podía "encender" las partes de su cerebro
"apagadas" y mejorar notablemente su calidad de vida.
"La
depresión no es falta de carácter, es un desequilibrio eléctrico y químico en
el cerebro," explica el Dr. Contreras. "Es como si las luces se
apagaran en barrios clave de una ciudad, afectando la iniciativa, motivación y
la felicidad. Cuando un paciente no responde a ninguna terapia convencional,
incluyendo antidepresivos, psicoterapia, Estimulación Magnética Transcraneal
(EMT) y otros, se convierte en candidato para la estimulación cerebral
profunda", precisa el neurocirujano.
Esta
innovadora cirugía consiste en la implantación de pequeños electrodos o 'chips'
directamente en el cerebro. Estos se conectan internamente a una batería
(similar a un marcapasos) que se aloja discretamente bajo la piel, usualmente
en el pecho. El dispositivo emite impulsos eléctricos continuos que regulan la
actividad cerebral, mientras un control remoto permite, por telemetría
(tecnología que permite la medición remota y la transmisión inalámbrica de
datos), gestionar y ajustar la intensidad de estos impulsos con precisión de
acuerdo a la necesidad de la paciente.
La
energía de este neuroestimulador cerebral es clave para su función constante.
Aunque algunos dispositivos requieren reemplazo cada cinco años, la tecnología
actual permite que sean recargables. Esta innovación asegura un suministro
continuo de impulsos eléctricos y extiende significativamente la vida útil del
implante, proyectando su funcionamiento hasta por 25 años.
Lo
que hace el caso de Lorena verdaderamente extraordinario es la innovación
implementada. Mientras que los procedimientos de DBS suelen implicar la colocación
de dos electrodos (uno por cada hemisferio cerebral), Lorena es la primera
paciente en Colombia en recibir cuatro.
Este
enfoque, agrega el Dr. Contreras, es especialmente relevante en el contexto de
los trastornos psiquiátricos, que rara vez se presentan de forma aislada. Es
común que la depresión coexista con ansiedad, pensamientos obsesivos o
sentimientos intensos de culpa. Por ello, era necesario intervenir múltiples
circuitos neuronales simultáneamente, para lograr un efecto terapéutico integral.
Es
una intervención basada en la 'huella digital cerebral' única de cada
paciente, guiada por conectómica. “Esta técnica avanzada de neuroimagen permite
visualizar en tres dimensiones las principales vías de conexión del cerebro, lo
que garantiza una colocación precisa de los electrodos y una neuromodulación
más efectiva."
La
estimulación cerebral profunda para la depresión es un procedimiento aún raro
(alrededor de 400 pacientes globalmente), pero con resultados prometedores. El
caso del HIC con cuatro electrodos es pionero en país.
A
la semana los cambios en Lorena empezaron a notarse. "A mí ya se me había
quitado el tema de querer ir a un centro comercial, de salir, de comer helado.
Eso me volvió rapidísimo. Quise arreglarme, maquillarme, cosa que había
olvidado, relata Lorena con emoción. "Es como volver a nacer, volver a
conocer muchas cosas de mí. Fue un 'pare' para reconstruirme".
"Este
procedimiento mejorar mucho la calidad de vida", afirma el Dr. Contreras.
"Que el paciente vuelva a trabajar, que tenga menos frecuencia de las
crisis de anhedonia (incapacidad de sentir placer o interés en actividades que
antes se disfrutaban)”.
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