miércoles, 5 de noviembre de 2025

 “EL USO TEMPRANO Y SIN CONTROL DE LAS PANTALLAS REDUCE LA ATENCIÓN, EL LENGUAJE Y EL SUEÑO INFANTIL”

         “Es fundamental establecer límites y promover interacciones significativas para evitar efectos negativos en los niños” afirma Ghada Aboud, coordinadora del Grado en Magisterio de Educación Infantil de la Universidad Europea 

         Es recomendable restringir el uso de pantallas en edades tempranas, permitiendo únicamente videollamadas con acompañamiento o limitar el tiempo de exposición y seleccionar contenidos de calidad para los preescolares

Irritabilidad, dolores de cabeza, sueño alterado y menos juego activo se observan con más frecuencia cuando hay sobreexposición a pantallas, tal y como vienen alertando la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Española de Pediatría (AEP). Las pantallas están presentes en la mayoría de los hogares con menores y el reto es usarlas sin que afecten al desarrollo. Para Ghada Aboud, coordinadora del Grado en Magisterio de Educación Infantil de la Universidad Europea, cuando los contenidos son muy rápidos y fragmentados “se resiente la atención sostenida, los niños se cansan antes de leer o escuchar y el cerebro llega más fatigado al aprendizaje”. “Dormir bien y moverse a diario son acciones tan esenciales como una buena dieta, y si las pantallas ocupan la tarde y la noche, el descanso se ve comprometido, lo que se refleja en el rendimiento escolar”, añade.

El lenguaje también se ve afectado si la pantalla sustituye a la interacción humana. “Para hablar y comprender necesitamos conversación real. Mirar a la cara, responder por turnos o jugar con las palabras. Cuando falta ese diálogo, el vocabulario crece más despacio y las habilidades de comunicación se resienten”, explica Aboud. El objetivo no es satanizar la tecnología, sino integrarla con criterio. Una app educativa con acompañamiento adulto no equivale a vídeos encadenados en soledad. “La clave es elegir bien, acompañar y dosificar”.

La pauta práctica es sencilla y aplicable a cualquier familia. Establecer zonas sin pantallas en dormitorios y comedor, apagar dispositivos al menos una hora antes de dormir, exponerse a luz natural por la mañana o priorizar juego activo, lectura compartida y vida al aire libre. “Los niños aprenden por imitación. Si nos ven con el móvil en la mesa, pedirles que lo guarden no funciona. El mejor control parental es el ejemplo”, subraya la experta de la Universidad Europea. Para edades tempranas propone contenidos de calidad y ver este contenido en conjunto con preguntas sencillas: ¿qué estás viendo?, ¿qué te gusta? o ¿qué has entendido? “Ese diálogo convierte la pantalla en una oportunidad para aprender y no en una niñera electrónica”, afirma la experta.

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