El suicidio es una de las principales
causas de muerte prevenibles a nivel mundial, y su abordaje requiere una
combinación de atención clínica, escucha activa, formación en salud mental
comunitaria y una red sólida de apoyo emocional.
“Hablar del suicidio no incentiva la
conducta: la visibiliza, la previene y la humaniza. Nuestro deber como
instituciones de salud mental es abrir espacios de conversación segura,
fortalecer las redes de apoyo y ofrecer tratamientos basados en la dignidad y
el acompañamiento constante”, afirma Andrea Caballero, directora médica de la
Clínica Eirén.
Desde las clínicas de salud mental de la
red Colsanitas también se ha hecho énfasis en la importancia de identificar a
tiempo las señales de alerta. La ideación suicida puede expresarse de manera
directa o indirecta, y requiere ser escuchada con atención y sin prejuicios.
“Saber cuándo acudir a urgencias en salud
mental puede salvar vidas. Si una persona expresa que quiere morir, se aísla,
pierde el sentido de vida o muestra señales de autolesión, es fundamental no
minimizar su dolor y acudir de inmediato a un servicio especializado”, señala
Ana María Pastran, gestora de salud mental de la Clínica Reina Sofía.
En el marco del Día Mundial para la
Prevención del Suicidio, las instituciones de la red de Clínica Colsanitas
invitan a todas las personas a sumarse a la iniciativa del punto y coma, un
símbolo que representa la posibilidad de hacer una pausa, respirar y continuar.
Así como en la escritura este signo indica que la historia no ha terminado, en
salud mental se convierte en un mensaje de esperanza y continuidad.
Participar es sencillo: este 10 de
septiembre, quienes deseen unirse pueden llevar una prenda o cinta amarilla,
dibujar un punto y coma, escribir junto a él un mensaje por la vida, tomarse
una foto y compartirla en redes sociales. Es un gesto simbólico, pero poderoso,
que puede convertirse en una forma de acompañar a quienes atraviesan momentos
difíciles.
Prevenir el suicidio es una tarea
colectiva. Abrir espacios seguros para expresar el dolor, garantizar acceso
oportuno a servicios especializados y acompañar sin juzgar son acciones que
pueden marcar la diferencia. La iniciativa del punto y coma es precisamente
eso, una pausa que simboliza la posibilidad de seguir. Porque cuando alguien
encuentra una razón, aunque sea pequeña, para continuar, vale la pena
acompañarlo a escribir el resto de su historia.
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